Muñeco-estatua de la fertilidad, cuyo aspecto de la cabeza varía según la región, representando un espíritu con el que se establece una relación. El cuerpo columnar tiene senos caídos. La cabeza angulosa evoca el peinado femenino en cresta, los motivos incisos, las escarificaciones y las trenzas propias de la etnia. Pátina policromada desgastada. Erosiones y grietas. Entre muchas etnias, los ritos de iniciación acompañan el deseo de tener un hijo. Luego se tallan figuras de madera, algunas que reflejan ambos géneros, en muchos casos vestidas con abalorios y ropas. Durante el período de encierro, la muñeca, que se convierte en una niña que pide ser alimentada, lavada y ungida diariamente, se convierte en la única compañera de la niña. Después de la iniciación, serán llevados a la espalda de las mujeres, o amarrados al cuello. Las muñecas de madera (biiga), talladas en su tiempo libre por los herreros de Burkina Faso, son ofrecidas a las niñas, como a los niños, por sus padres. Los Mossi más ricos compran muñecos de plástico. Si la niña no da a luz, se esculpe una muñeca más grande, como este ejemplo, para tratarla como a un recién nacido real. La muñeca no será abandonada después de que nazca el niño, la madre seguirá cuidándola. Si el nacimiento no tuvo lugar, la muñeca se ofrecerá como un juguete educativo a un niño (Elisabeth L.Cameron).
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